lunes, 28 de julio de 2008

EL VIAJE A HUELGA

Era una fría noche de invierno sevillano, habiamos quedado todos los que ibamos a Huelva en un parque a las afueras de Zebiya y, antes de irnos, decidimos inmortalizar er momento. Esto no tendría la mayor importancia si no hablaramos de un momento histórico, de una de esas fechas que se te quedan grabadas en la mente. Aquel día no fue importante por el numeroso desplazamiento, por los kilometros recorridos (Huelga está muy cerquita), por la rivalidad regional o por la peligrosidad del grupo ultra local, ni siquiera porque la única razón del viaje era buscarlo y pelearnos con él... Aquel día fue histórico porque marco las más altas cotas de casualismo vividas en Biris Norte, en la que había un regusto de la imaginaria época de Casuals SCF tanto de la gente que estaba en la grada entonces como los nuevos que estabamos empezando a corretear por este mundo maravilloso que te cagas, en la que había una gran admiración (y devoción) a los casuals culés y eran el espejo a seguir para muchos y en la que había muchas ganas de emular lo que decía la prensa que hacian.

Con todo este cocktel se presenta el desplazamiento a Huelga. Pasaron unos minutos de incertidumbre, de acercarse la hora del partido y no tener noticias de ningún ultra rival, de no saber si regresar por donde habíamos venido a nuestro gol, desplegar las pancartas y ver el partido... pero de repente se escucho una voz, un grito:" ¡Pu-ta Se-vi-lla!¡Pu-ta Se-vi-lla!". No había duda eran ellos, venian escoltados con policía, Guardia Civil y dotaciones del Ejército, un problema añadido era la policía a caballo, los tanques y los alicópteros que estaba arriba donde estabamos nosotros... los cánticos se hacían notar cada vez más fuertes, cada vez más cerca; empezaron a subir las escaleras que dan a su gol y allí, sin que nadie se percatase de nada, estabamos nosotros, esperando el momento de atacar con la tensión propia de lo que ya era inevitable. Llegan arriba los primeros y... el KAOS. Ostias por todos los lados, heridos, muertos, cabezas de los onubenses rodando, algunos sin ojos, otros sin manos, etc. la gente que estaba haciendo cola para adquirir su localidad en las taquillas o simplemente los que pasaban por allí también se llevaron lo suyo. En un momento llegó la policía, la Guardia Civil y el Ejército y empezó a disparar, pero cubriendonos con papeleras pudimos evitar la masacre casual. Haciendo lo que mejor sabemos, correr, no hubo ningún detenido. Aquella noche no hubo chaquetones Stone Island, ni polos Hackett, no hubo nada de eso; hubo ropa cani, pelos de cenicero, camisetas sin mangas, banderas de Jamaica, del Bétis con estrellica o media luna, ikurriñas, de Gran Bretaña, de Cataluña independentistas, de Riazor Blues, de Galicia independiente, de euskal presoak, de África, de Canarias, etc. Aquella noche hubo un nuevo recital de fraternidad universal; además de una increible masacre perpetrada por los duros casualsSCF, dignos admiradores de los Casuals del Barça pero más violentos, duros y rudos.

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